Page 24 - PERICIA Nº97
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mujer
Como y perita
funámbulos
de circo
Cuando estudiaba EGB y me hacían la típica pregunta de ¿qué quieres ser de mayor?,
mi respuesta siempre fue la misma: quiero defender la justicia y la verdad y quie-
ro ser mecánica, arreglar coches y motos porque me apasiona el mundo del motor.
Pero esta contestación no nacía en mí de la nada, era fruto de las conversaciones
habituales en casa con mi padre y dos de mis tres hermanos mayores, mecánicos
de turismos y camiones con taller propio, que abarcaban desde las operaciones de
mantenimiento básico (cambio de aceite, pastillas de freno…) hasta la sustitución de
un motor, pasando por la forma idónea del uso del vehículo o cómo reparar una caja
de cambios. Con el tiempo descubrí que mis dos mayores aficiones y debilidades se
aglutinaban en una: perit@ de autos.
Con 14 años, mi padre me regaló su primer Vespino, que tenía los mismos años
que yo. En la pandilla del barrio formábamos un grupo con más de quince motos, así
que acondicionamos un pequeño taller en un local para repararlas nosotros mismos.
Las tuneábamos y trucábamos… Ya entonces era la única chica que prefería desmon-
tar motores, cambiar chiclés y diseñar guardabarros a jugar a las cartas como el resto
de las féminas del grupo.
Con 17 años, al terminar Auxiliar Administrativo y Ofimática me ofrecieron un tra-
bajo para la oficina de un taller de chapa y pintura que ninguna otra chica del curso ni
siquiera quiso sopesar –porque era de coches–. Ese trabajo se convirtió en mi primer
contacto con el mundo pericial y la gran puerta a mi profesión actual.
Los conocimientos en las herramientas de valoración digitales y la formación
práctica en chapa y pintura en el taller me llevaron a colaborar con varios peritos de
coches (haciendo valoraciones por Audatex durante varios años), que compaginaba
al salir del taller, dos o tres tardes por semana y la mañana de los sábados, con los
María Isabel estudios de BUP y COU.
Sánchez del Baño
De este taller libre pasé a trabajar como asesor de servicio postventa y jefe de
taller en un concesionario, todo ello compaginado con la formación en Psicología por
María Isabel Sánchez del Baño
la UNED, hasta que, con 25 años, decidí que sí o sí quería dedicarme a la peritación,
(Elche, 1973) es Perito de Autos
y me dediqué en cuerpo y alma a la Formación Profesional en Mecánica y Electricidad
especializada en resolución de del Automóvil, donde era la única alumna entre 29 compañeros, completando los
siniestros complejos y miembro tres cursos de FPII en dos años, con la segunda mejor nota de la promoción y consi-
de APCAS desde 2014. Ejerce guiendo el segundo puesto en los Premios Europeos Tenneco sobre investigación de
automóviles.
la actividad pericial desde hace
más de 20 años y, en la actuali-
APOYO DE LA PROFESIÓN
dad, dirige su propio gabinete,
Desde bien pequeña sentía cómo me miraban “distinto” porque me gustaban las
Maysan Peritaciones.
motos y los coches en general, pero siempre ha pesado más mi vocación que las
palabras o los pensamientos que tuvieran de mí. Superada la primera piedra del ca-
mino (mi madre no llevó nada bien que también me dedicara a los coches, aunque
fuera en una oficina), lejos de sentir discriminación, he contado con el respaldo y
ánimo de la mayoría de los peritos y profesionales de la automoción que he conocido
en mi trayectoria laboral, que me impulsaron a titularme como Técnico Superior y
dedicarme a ésta, mi vocación, en la que en este mes de junio cumplo 23 años.
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