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editorial

No debemos sentirnos amenazados

Todos los días somos objeto de un martilleo de mensajes, siempre enfocados en lo mismo. Por un lado,
resultan muy positivos cuando el avance de la ciencia pronostica nuestra inmortalidad, pero, en otras
ocasiones, son profundamente negativos al insistir en que está próxima la destrucción del ecosistema
que nos da cobijo desde hace millones de años debido al progreso del ser humano.
En cualquier caso, la tecnología, la robotización y la Inteligencia Artificial (IA) están en el centro de
casi todo y es muy difícil, por no decir imposible, mantener cierta distancia y pararnos a reflexionar sobre
lo que está pasando y dejar al margen, por unos instantes, el futuro más incierto.

Estamos un tanto saturados de predicciones, de pronósticos incuestionables que vienen de la mano
de numerosos gurús “de prestigio” que nos hablan de lo que vamos a ser, de cómo vamos a vivir, de
adónde nos lleva la tecnología. Se habla de un futuro que no termina nunca de llegar y que se ve piso-
teado por otro devenir distinto que tampoco parece próximo.
Pues bien, en el fondo de todo esto se encuentra la idea de que en poco tiempo seremos sustituidos
por las máquinas. Ese es uno de nuestros miedos. Realmente, es aterrador pensar que nuestro com-
petidor ya no es nuestro vecino, ni siquiera el gigante asiático que tanto temíamos y que fabrica sin
descanso. Ahora, el verdadero competidor
es el algoritmo: el que amenaza el bienes-
tar de nuestra familia. La IA es el futuro de “Debemos estar
todo lo que cada uno de nosotros hemos
construido. tranquilos, seguir

En esa interminable sucesión de futuros demostrando nuestra
que se elevan a modo de escalera mecáni-
ca sin solución de continuidad hay mucho
de todo. Sin duda, hay progreso, también profesionalidad y
mejora de productos y servicios y, cómo no,
calidad de vida. ¿Quién no sueña con hacer dar el mejor trato al
un viaje en coche contemplando los paisa-
jes mientras nuestro automóvil se encarga cliente quien, al final,
de la cansada y peligrosa tarea de conducir?

Pero, por otro lado, como hemos dicho es el que valora la
antes, también está la amenaza de ser susti- calidad humana de
tuidos por las máquinas, una amenaza que,
en lo que termina de llegar, proporciona una cualquier servicio”
excusa perfecta para que las grandes corpo-
raciones aprovechen y reduzcan costes, al
tiempo que mantienen atemorizados a los
prestadores de todo tipo de servicios.
En lo que a nuestra profesión se refiere, el reconocimiento de imagen digital está muy lejos de ser
medianamente fiable. Aunque la videoperitación ha supuesto un gran avance, esta tecnología no puede
sustituir al ojo humano y, desde luego, en modo alguno, a un perito bien formado y con una gran ex-
periencia, requisitos imprescindibles para hacer cualquier peritación presencial o en remoto. Por ello,
debemos estar tranquilos, seguir demostrando nuestra profesionalidad y dar el mejor trato al cliente
quien, al final, es el que valora la calidad humana de cualquier servicio.

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