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Desde los albores de la civilización, ban de manera muy semejante a como
el fuego, bien originado por causas hoy las conocemos, surgió a raíz de los
naturales, bien como consecuencia de grandes incendios que destruyeron
la actividad humana, ha sido conside- gran parte de ciudades importantes,
rado uno de los elementos más destruc- como Londres, en 1666, o Madrid, en
tivos, tanto de vidas como de bienes (a 1790.
esta idea responde la bien conocida
frase “a sangre y fuego”). Por ello, nada
tiene de extraño que, desde los más El fraude al seguro −la estafa al seguro, para
remotos tiempos, el hombre haya trata-
do de establecer los mecanismos nece- hablar con propiedad− es tan antiguo como la
sarios para posibilitar resarcirse de los
daños derivados de los incendios. propia institución aseguradora
Ya en el antiguo Egipto o en el
Código de Hammurabi (c. 1925 a.C.) se
establecieron procedimientos de ayuda Como es natural, la posibilidad de
mutua contra las adversidades como la obtener mucho -la indemnización- a
muerte por causas naturales, el asalto a cambio de poco -la prima y objetos que
las caravanas de mercaderes o el incen- probablemente no valían nada o casi
dio de las casas. Séneca, en una de sus nada- pronto despertó la ambición de
cartas a Lucilio, se lamenta del incen- ciertas personas que veían la posibili-
dio que destruyó completamente dad de hacer un negocio estafando al
Lugdunum (la actual Lyon) hacia el seguro. Y no debían ser tan pocos los
año 65 de nuestra era, haciendo una estafadores cuando con fecha 22 de
serie de reflexiones que pueden consi- octubre de 1862 se publicó una Real
derarse como la filosofía básica del Orden del Ministerio de Gracia y
seguro: “Nada debe sernos imprevisto; Justicia que comenzaba: “Enterada la
a todo se ha de anticipar nuestra previ- Reina (Q.D.G.) del expediente instruido
sión, y hemos de pensar, no en lo que con motivo de una exposición elevada a
suele suceder, sino en lo que puede este Ministerio por los Directores de
suceder”. varias Compañías de seguros, haciendo
Los tratadistas fijan los comienzos presente la necesidad de que se adopten
del Seguro de Incendios en el Imperio algunas disposiciones que, a la vez que
Romano, curiosamente coetáneos con protejan los intereses que les están
los primeros cuerpos de bomberos, y se confiados, sean un medio eficaz de per-
dispone de documentos que demues- secución y castigo para los delitos de
tran la existencia en la Edad Media de incendio, S.M., de conformidad ...”.
formas de seguro de tipo gremial, de Sin embargo, no es la citada, ni
cofradías, montepíos y hermandades mucho menos, la primera disposición
cuyo objeto era, entre otros, la recons- legal contra el fraude al asegurador,
trucción de los bienes quemados, gene- aunque este fuera de carácter institu-
ralmente viviendas o talleres cional. Por ejemplo, Felipe II dictó una
artesanales, por el concurso de vecinos pragmática para los Países Bajos por la
o colegas. cual se castigaban los actos de incen-
El contrato de Seguro de Incendios dio o automutilación cuyo propósito
más antiguo (es decir, aquel en que fuera la obtención de premios o venta-
mediante el abono de una cantidad -la jas económicas.
prima- se garantiza el pago del valor Naturalmente, tanto en la antigüe-
del bien asegurado -la indemnización-) dad como hoy en día, todos los ramos
se data en 1591 en Hamburgo, y el del seguro se veían afectados por el
nacimiento de las Sociedades de fraude, y se tomaban las medidas perti-
Seguros contra Incendios, que opera- nentes para evitarlo. Por ejemplo, las
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